Las primeras s
Los primeros datos que se manejan sobre la existencia de una tribu de origen germánico, los frisones, y otras de procedencia celta que habitaban en el actual territorio de los Países Bajos provienen de la conquista del mismo por parte de las legiones romanas al mando de Julio César en el siglo I a.C. Este territorio por donde los romanos encontraron la salida al océano de las mercancías que transportaban en barcos por el Rhin permaneció bajo el Imperio hasta aproximadamente el 300 d. de C., cuando los bárbaros van destruyendo la hegemonía de Roma y francos y sajones se reparten la zona con los frisones.
La Edad Media
Casi todo el territorio actual perteneció al reino franco de Carlomagno hasta su muerte, en el siglo IX, cuando se englobó en Lotaringia y después, en el año 925, fue anexionado por el Sacro Imperio Romano Germánico. Hacia el año 1200, una aldea de pescadores empezó a surgir a partir de la construcción de diques en la desembocadura del río Amstel, en lo que se considera el germen de Amsterdam.
El dominio español
En el siglo XV, la mayor parte de los Países Bajos se encontraban bajo el dominio del Ducado de Borgoña hasta que, en 1515, pasaron a manos de Carlos V, futuro emperador de España y Alemania, y que recibió estos territorios como herencia de su abuela María de Borgoña. En 1555 Felipe II heredó de su padre estos territorios, junto con todos los que constituían el poderoso Imperio Español.
Pero las fanáticas ideas calvinistas que empezaron a irrumpir en los Países Bajos chocaron con la también integrista imposición católica y en 1556 se produjeron los primeros incendios de iglesias por parte de holandeses rebeldes. Desde entonces y hasta el año 1648 se producen unos enfrentamientos constantes entre católicos leales al rey y protestantes a cuyo frente se sitúa la Casa de Orange con el apoyo de Inglaterra. En ese año, tras casi 100 de guerras –con episodios de todos conocidos como las campañas del Duque de Alba, Spínola, la rendición de Breda (museo del prado) , etc-, el Tratado de Munster reconoce la independencia del territorio ocupado por España con el nombre de Provincias Unidas.
El Siglo de Oro
Amsterdam, que se había liberado del dominio español en 1580, se situó al mando de las Provincias Unidas y entre finales del siglo XVI y mediados del XVIII el territorio vivió una gran prosperidad económica y un desarrollo artístico, acompañados de un gran poder político y una expansión colonial. Los holandeses ya habían despuntado como maestros en el arte del comercio y a ello añadían entonces manifestaciones culturales, sobre todo en la Escuela Flamenca con nombres como Vermeer, Hals o Rembrandt, pintores de genio universal. Es lo que se conoce como el Siglo o la Edad de Oro flamenca.
En las primeras décadas del siglo XVII los Países Bajos eran la principal potencia marítima y económica de Europa y Amsterdam, el primer centro financiero. La Compañía Holandesa de las Indias Orientales monopolizó el comercio con el sudeste asiático y se establecieron colonias en el sur de África, Indonesia, Ceilán, Nueva Guinea, Antillas y la actual Nueva York, que se llamó primero Nueva Amsterdam.
Las guerras con Inglaterra y Francia
En el periodo de 100 años entre 1650 y 1750, las sucesivas derrotas contra Francia y, sobre todo, con Inglaterra en el mar terminan con la hegemonía holandesa en el norte de Europa mientras que el fin de las guerras napoleónicas trajo consigo una Holanda unida durante un tiempo a Bélgica, para desgajarse definitivamente en 1821.
La monarquía constitucional
En 1848 los Países Bajos promulgaron una constitución que limitaba los poderes del rey y sientan las bases de la actual democracia parlamentaria, de la que disfruta Holanda desde ya hace muchos años.
Las guerras mundiales
Durante la I Guerra Mundial Holanda logró permanecer neutral, pero a pesar de pretenderlo también en el estallido de la Segunda, en 1940 la aviación alemana destruyó casi la totalidad de Rotterdam y los nazis invadieron el país, que mantuvieron ocupado hasta 1945 con su derrota definitiva.
La posguerra y el momento actual
En la segunda mitad del siglo XX Holanda se ha consolidado como uno de los países más avanzados del mundo y en el que sus habitantes han alcanzado una gran prosperidad. También se cuenta entre los pioneros en la lucha por el respeto a los derechos humanos, el voto femenino y la igualdad de todos ante la ley y de oportunidades: hombres, mujeres, homosexuales, inmigrantes, etcétera.
El país es una democracia parlamentaria con una monarquía de poderes simbólicos y se ha caracterizado en los últimos 50 años por una alternancia de gobiernos socialdemócratas y conservadores. Hoy, con una alta renta per cápita y una pequeña tasa de paro, los holandeses están viviendo una nueva edad de oro.